La movilidad en el ámbito rural
La movilidad en entornos de baja densidad de población viene asociada a retos particulares que varían en función de cada territorio.
En este sentido, abordar la transformación de la movilidad rural, tradicionalmente asociada al uso del vehículo privado, contribuyendo con ello a la descarbonización del sector del transporte, requiere de un enfoque que difiere del urbano: las particularidades territoriales y la voz de quienes los habitan requiere ser escuchada aún en mayor medida si las inversiones que se realicen quieren lograr mayor cohesión social, universalidad y accesibilidad.
Descarbonizar la movilidad, con el vehículo eléctrico como centro, sin que esto vaya acompañado de un despliegue de puntos de recarga, y de medidas complementarias que permitan mejorar los sistemas de transporte público, de movilidad compartida, y que potencien iniciativas que surjan de la misma población que más conoce sus propias necesidades y usos, puede tender a potenciar desigualdades territoriales.
Se requiere una conjunción de medidas complementarias para poder transformar la movilidad en los entornos rurales, que garantice la vertebración territorial y la cohesión social, universalidad y accesibilidad.
La conformación de la Mesa de Movilidad Rural, integrada por representantes de la Administración General del Estado, de las Comunidades Autònomas y de la Administración Local, abre la posibilidad de presentar en ella diversas propuestas, buenas prácticas, casos de éxito, necesidades y barreras para implementar nuevas soluciones que tengan en consideración las particularidades reales de la zona.
Ejemplo de ello es el despliegue de puntos de recarga: plantear como objetivo prioritario que el desarrollo de la red de carga rápida cubra todo el territorio y no deje atrás a los territorios rurales con menor densidad de población: es decir, que la financiación pública se destina a que este despliegue llegue a todos los rincones del país, especialmente los marginados por las leyes del mercado.