¿Por que es tan importante hablar de pobreza en el transporte?
Durante los últimos años se ha hablado mucho sobre la pobreza energética y quienes son las personas mas afectadas por ella; sin embargo poco se ha escuchado sobre la pobreza en el transporte y sus impactos: como nos movemos, y la posibilidad de acceder a necesidades básicas como la educación, la sanidad, el trabajo, la cultura, entre otros.
La movilidad resulta trascendental en nuestro día a día, todos nos movemos constantemente. En un contexto donde la descarbonización y la transición energética se han vuelto primordiales, tener en consideración los impactos que esto puede tener en aquellas personas mas vulnerables a las fluctuaciones se vuelve también trascendental.
Tal es así que a finales del año pasado el Parlamento Europeo, el Consejo y la Comisión acordaron una definición común, estableciendo que se entiende la pobreza en transporte como la incapacidad o dificultad de las personas y los hogares para hacer frente a los costes asociados a los sistemas de transporte privado o público, su falta de acceso o su acceso limitado a aquellos necesarios para poder desplazarse en su vida cotidiana a los servicios y actividades.
Identificar los colectivos que se ven mas afectados, y tenerlos en consideración en las políticas públicas que se diseñen es de vital importancia no solo para minimizar los impactos sociales que pueda tener por ejemplo la descarbonización del sector del transporte sino también para poner el foco en aquellos sectores que se han visto vulnerados por la falta de acceso o acceso limitado a desplazarse en su día a día desde hace ya muchos años.
En este contexto, contar con un marco de indicadores de vulnerabilidad al transporte que permite monitorizar y evaluar la dimensión de la situación es imprescindible si se quiere tener en consideración a estos colectivos en el diseño de las políticas que se lleven adelante y se proteja a aquellos hogares y personas mas vulnerables.
Un estudio realizado por el Basque Centre for Climate Change (BC3) y el Observatorio de la Transición Energética y la Acción Climática (OTEA) establece un marco de indicadores de vulnerabilidad al transporte que permite monitorizar y evaluar la dimensión del problema con la finalidad de mejorar el diseño de políticas dirigidas a proteger a los hogares vulnerables.
Estos indicadores pueden permitir evaluar los impactos económicos que tiene la movilidad en distintos sectores, pero también los impactos que puede tener por ejemplo el hecho de que en zonas rurales haya una mayor dependencia del vehículo privado para poder desplazarse, o en zonas de una ciudad que se encuentran menos conectadas y por ende se requiere una mayor cantidad de desplazamientos.
Los costos asociados y las alternativas de movilidad en estas situaciones no son exactamente iguales a los de una persona que vive en una zona que se encuentra conectada con múltiples alternativas de transporte y son variables que deberían ser tenidas en consideración a la hora de diseñar políticas públicas.
En sí, resulta primordial tener en consideración una perspectiva socioeconómica de la situación para que está pueda ser abordada de forma integral y que las políticas que se desarrollen, protejan efectivamente a aquellos hogares y personas que se encuentran afectados, por una situación económica pero también por estas otras circunstancias que impactan en las alternativas que tienen para moverse en su día a día.